Bajo juicio

¿Eres consciente de que está prohibido hacer magia fuera de la escuela mientras no tengas 17 años? —Cornelius Fudge

Pocos crímenes son tan graves dentro del mundo mágico, como lanzar un hechizo en presencia de un Muggle. No es un mero capricho o antojo del Ministerio de Magia, sino que hacerlo puede poner en peligro el Estatuto Internacional del Secreto, una norma que desde que se formalizó en 1692, ha protegido a magos y brujas de la curiosidad del mundo no mágico, pero también de su juicio. De las quemas de brujas, del miedo.

Aquellos magos o brujas acusados de poner en peligro esa ley, no salen del paso con una mera advertencia. Han puesto en peligro una de las bases de la sociedad mágica. En su lugar, se celebra una audiencia formal que suele estar presidida por un comité del propio Wizengamot o por funcionarios de la Oficina contra el Uso Indebido de la Magia. Esta vista, es tensa, rigurosa, de un tono completamente solemne. El acusado debe explicar los hechos acontecidos, necesitando pruebas y testigos para demostrar su versión y que sean garantes de verdad.

Pero, ¿Y si se considera culpable? Los castigos pueden variar, en los casos más leves, un conjuro accidental por ejemplo, la sanción puede limitarse a una sanción económica o algún otro tipo de amonestación leve. Sin embargo, en los casos más graves, como una ruptura intencionada del Estatuto del Secreto o una negligencia severa, tienen graves consecuencias para el acusado. Desde la expulsión de Hogwarts en caso de estudiantes, hasta la confiscación de la varita.

Sin embargo, el tribunal no está únicamente para decidir el castigo, sino para averiguar las causas y la legitimidad del uso de la magia. Y es que la propia ley contempla que, en ciertas ocasiones, es posible que se requiera del uso de la magia en circunstancias que, en caso contrario, hubieran supuesto pérdidas humanas.

Pese a que el principio que rige la vista es tajante: Prioridad de proteger el secreto mágico, es lo suficientemente laxa como para reconocer estos casos que pasarán a ser referentes. Uno de los casos más llamativos, es la audiencia de Harry Potter. Con grandes personalidades implicadas, como el propio director de Hogwarts o el ministro de magia, se le juzgó por haber conjurado un Patronus a los quince años delante de su primo muggle. Finalmente, por la necesidad del uso de la magia para protegerse ambos jóvenes de unos dementores, el joven Potter fue absuelto.

En definitiva, una audiencia disciplinaria por usar magia frente a un Muggle no es un mero trámite, es un recordatorio del equilibrio que existe entre vivir en libertad y estar ocultos a simple vista. Un equilibrio que, aunque algunos puedan dudarlo, garantiza que ambos mundos puedan coexistir sin destruirse mutuamente ¿Y tú? ¿Crees que es correcto que la magia se intente contener y limitar? ¿O debería tenerse la libertad de usarla? ¿Crees que ambos mundos podrían coexistir si conocieran el uno del otro?