A mi madrina Zoe:

Qué vacío es el mundo cuando no están aquellas personas que lo completan, seguro que tú te has hecho la misma pregunta que yo en algún momento de tu vida, por eso tal vez me entiendas mejor que nadie.

No es triste, en realidad, la soledad no es un signo necesario de tristeza... La tristeza llega cuando lo único que te separa de quien amas, es un espacio inalcanzable, algo que ni siquiera es tangible, algo que se escapa por entre tus dedos como si fuera aire... ¿Y cómo sujetas el aire? Me pregunto dónde estarás, cómo estarás, y si él está contigo. Si lo está, cuídalo, cuídalo tanto como yo lo haría, y tráelo de vuelta, junto a ti, porque os necesito a los dos.

Aquí solo existe deseo de vuestro regreso, aún están estudiando qué es lo que ha pasado pero no hay nada concluso. ¿Tendrás en mente todo lo que hemos hablado? Yo aún siento hormigueo en las manos sólo de pensar que volveré a enlazar mis dedos con los tuyos. Zoe eres la madre que no he tenido, y también la persona en la que depositaría esta vida que no sé siquiera si es una vida, pero sea lo que sea, te la confiaría...

Dicen que las personas olvidan la voz de otras cuando estas se apagan, pero en mi mente tu voz no se apagó, tampoco la de él. Es una melodía que me mantiene con los ojos abiertos, paciente, esperando...

Esperamos todos tu regreso, vuestro regreso.

Enyx S. Lestrange.

A mi madrina Zoe:

Estoy escribiendo esta carta mientras Alan termina de apuntalar unas baldas de madera en el baño, así me da tiempo a practicar caligrafía.

¡El loft está quedando muy bonito! Me ha sorprendido la habilidad del pececito molesto para las manualidades, ya sabes, la carpintería. Aunque sabía que él era bueno en estas cosas porque me hizo un anillo tiempo atrás.

¡No, no, aun no nos casamos... Creo! ¿No sería demasiado pronto? Aprovechando que Alan está entretenido, quería poder invitarte formalmente a lo que será nuestra pequeña casa en común, aunque aún faltan muchos detalles, para nosotros será un honor que compartas con nosotros lo especial que es este momento.

Por otro lado, esta zona resindencial muggle es harto extraña, los muggles cuelgan la ropa interior en cuerdas que van a las ventanas, y cuentan anécdotas de sus vidas de ventana a ventana. ¿No sería más fácil usar el teléfono que tienen? O enviarse una lechuza. Hay tantas cosas muggles que me parecen extraordinariamente peculiares...

Enyx S. Lestrange.