Elián no celebra su cumpleaños. Hasta este momento, nadie que no sea de su familia ha cuestionado el día y nadie más que su familia se ha tomado la molestia de felicitarlo, pero él mismo ha desarrollado una aversión sistemática a la fecha tan agravado que se ha vuelto un día más después de que le pidió a sus padres hace 3 años que ni siquiera pretendan planear algo diferente a lo que es un día común. Farah y Ciaran aceptaron en un silencio sepulcral, preocupados, por supuesto, pero es de las pocas decisiones que respetaron. Desde que Elián cumplió los 16 la fecha pasa como agua, no se menciona el tema, no se preparan comidas únicas, nunca ha vuelto a pedir tiramisú como postre especial, falafel para el almuerzo ni cuscús con verduras para desayunar, solo se pasa. No hay regalos, no hay menciones, gestos, juegos, eventos especiales. Impregnado de memorias ensangrentadas su cumpleaños es una fecha de odio y rencor, un día más como cualquiera del calendario.

Pero es un día que está tan impregnado de sangre como del significado de ser una fecha que nunca se podrá borrar. Es como cualquier otro día, un día que estará fijado y taladrado en su memoria por saber que se acerca y tiene que combatirlo cada año, le provoca intranquilidad, ansiedad, escozor. Ha entrenado personalmente para guardárselo que ni siquiera parece que al caminar entre los pasillos del Colegio está luchando consigo mismo y contra sus emociones. Otra lucha de las muchas que se ha guardado durante años y que empezaron a detonarse cuando en el verano del año en curso se rebeló finalmente contra sus padres y se fue de casa sin rumbo fijo. Vagó durante un tiempo, ayudó en Edimburgo con un caso de secuestro de varias chicas, vivió en Hogsmeade, luchó contra una bean sidhe, un cwnn annwn, un ave del trueno, adoptó a la cwn annwn, exploró el teatro de Hogsmeade, visitó a Cheryl, conoció a Marius, a Naima, descubrió que él e Ivar podrían ser más que solo simples enemistados, Cadmus volvió a de quien sabe dónde y al reunirse se sintió completo, entre otros asuntos y claro, cuando se empezó a calmar y se dedicó a planear un pequeño evento para celebrar el cumpleaños de Johnny se encontró con que su propio cumpleaños se acerca y... dudó un momento, es decir, 3 años en el mismo circulo vicioso, su cuerpo le grita que debe cambiar. Desvelado desde la noche pasada fue que tomó la decisión de que en vez de celebrar algo, la fecha debería adquirir un nuevo significado.

Su padre es irlandés, del lado irlandés más arraigado de Belfast. Aunque su familia paterna no es un ejemplo de buenas costumbres, algo que aprendió de su padre es que sus ancestros celtas tenían fiestas dedicadas a eventos de la naturaleza, el tiempo, los astros y claro, la muerte. Una ceremonia celta para conmemorar a los que se han ido tiene sus fechas y tiene sus momentos, pero Elián lleva tiempo que ha dejado de importarse y anexarse a lo que otros piensan que deberían ser las cosas, es decir, nunca se ha definido por su rebeldía tacita, pero ahora que está buscando un camino diferente que busque su propio criterio como parteaguas fue que decidió que los rituales celtas de la muerte y él tienen una razón en común que le hacen ignorar las tradiciones familiares. A la mierda todos los santos, las iglesias, el credo y las sagradas escrituras que dictan como se procesa la muerte, a la mierda sinagogas, pagodas, mecas y piramides. Los muertos no dictan el futuro con sus normas, pero aprendiendo de ellos Elián puede decidir como quiere honrar su propio pasado y su propio pasado le susurra en el oído que la única forma es a través de la honradez sobre las cosas que sucedieron y que nada de lo que suceda ahora cambiará ese pasado... solo la forma en la que él lo usa.

Y quiere dejar ir la vieja sangre seca para que pueda haber nueva sangre oxigenada. Tiene miedo, duda otra vez, pero se decidió desde que la idea cruzó su cabeza. Ya está harto, sufrido, herido y esas heridas se curan, se abren, se curan y se vuelven a abrir. No está listo para gritarle a sus padres para que entre los 3 expíen sus pecados, necesita esto antes de pensar en la expiación y la purifican. En la mañana de su cumpleaños tomó todo lo que necesitó y salió de Hosgmeade en dirección a Irlanda. El Loch Neathach no cambia a pesar del tiempo, es más, puede que desde que Fionn Mc Cumhaill lo formó arrojando al mar el pedazo de tierra que se convertiría en la cuenca y el propio pedazo en la Isla de Man, los únicos cambios han sido las personas, tribus y criaturas mágicas que lo hayan habitado, dentro y en sus orillas. Y no hay sitio más cerca a la muerte de Qamar que el Loch Neathach. Gigantesco, silencioso, templado, desprovisto de orillas impolutas pero cargando la magia de las manadas de aughisky que siguen habitando sus aguas, Elián recorrió la orilla y se adentró hacia las tierras que anteceden al pueblo de Ardboe. Aquí es fresco, es natural y no hay muggles cerca.

—Hm... —lleva tiempo desde la ultima vez que en todo un día no ha dedicado siquiera unos segundos a decir algo aunque sea a sí mismo, es su propia sombra, una expresión aunque sea, pero ahora siente que no lo necesita. Preparando el rito hizo levitar pedazos de roca, los giró en el aire y los fue posicionando para formar un mausoleo. Las rocas que no podían ser usadas las equiparó usando encantamientos para aumentar su tamaño y después hizo crecer musgos y pastos para sostener la estructura. El mausoleo se ve bien, no más alto que él, hecho de roca de la región y en un sitio reconocido, afinando la forma, corroborando la estabilidad y tomando descansos para tomar agua fue que lentamente el día fue pasando al cenit. Debajo del pequeño techo del mausoleo colocó madera, pedazos secos de troncos, ramas y parte del pasto que no estuviera recién crecido ni en dirección al Loch. Sacó su cuaderno, el mismo que alguna vez usó cuando conoció a Johnny, que perdió cuando conoció a Cadmus, que fue el parteaguas en su naciente amistad y que ha pasado desapercibido un tiempo entre todos los eventos recientes que han sido su vida—. ...

En sus paginas hay dibujos, escritos, poemas, garabatos y plantas prensadas. Hay notas sobre algunos días importantes, resúmenes de ciertos tópicos de magia que le interesaron en su momento, ensayos sobre sus propias impresiones, gustos y anhelos y paginas en blanco dividiendo el contenido en fechas distintas. Fue pasando el cuaderno solo un momento, respirando los trazos de lápiz como si pudieran flotar y entrar por su nariz y sus ojos. Si se sentó a ver su contenido por varias horas, si se quedó dormido y al despertar espabiló y continuo en su meditación, si descansó mirando a la nada en un silencio sepulcral o haya usado su varita para hacer brotar flores y decorar los alrededores no podría afirmar cuanto tiempo fue de cada actividad, cuanto fue que se tomó para sacar de su morral pedazos de naan y pensar en comer pero rindiéndose al final y devolviéndolos al interior, pero es cierto que se tomó horas, varias horas preparando su propio ritual celta. Solo dejó el cuaderno a una distancia prudente de la pila de madera y ramas apenas afuera de los limites del mausoleo cuando vio que la tarde estaba comenzando a pasar al anochecer y evitando las lagrimas de su propio pesar le prendió fuego a la pila de madera.

El brillo del fuego del mausoleo fue como un faro en la creciente oscuridad de estas tierras prístinas que se dirigen y rodean el Loch. Otros pueblos, aldeas y otras orillas ya impactadas por la actividad humana parecen luciérnagas a la distancia, separándose de este pequeño refugio por un cielo aclarado y las aguas que aun con la creciente oscuridad se mecen con el viento y parecen las escamas brillantes de un ser primigenio que duerme... Elián está demasiado lejos para que le deba importar que sucede a la distancia, pero demasiado cerca para saber que hace tiempo esta tierra ya no es solo de los celtas y los seres mágicos. Esta isla es una isla esmeralda, pero no por sus verdosos bosques, sus verdosos pastos, tréboles y paisajes, es por sus tierras cultivadas que solo sirven a los muggles. El mausoleo ardió, Elián fue agregando lentamente más pastos y ramas para que el fuego no se consuma cuando la noche entró todavía más, el manto de Nyx terminó de desplazar los rayos del carro celeste y sí, así fue como empezó su pequeño rito.

—A tu casa del invierno, a tu casa de la primavera, a tu casa del verano, a tu casa del otoño. Chuig an rud a thugann tú baile air agus an rud a thugaimse an fharraige nó an abhainn air. —Elián se inclinó a tomar el cuaderno, caliente por la fuerza exotérmica de las llamas. El humo se pega con el techo de roca del mausoleo y provoca que este se desvié en una nube irregular que brota desde las varias salidas, pero las llamas apenas tocan la roca, brillan y danzan. Su movimiento macabro es un ejemplo de la maravillosa convención universal entre las cosas que forman el mundo y no solo nuestro mundo, el universo. Las cosas tienen sus propias reglas independientes de la materia con la que forman a lo llamado vivo, y esas reglas dictan el porqué el calor de esta reacción exotérmica se describe como fuego y el fuego que ve Elián en esta noche oscura solitaria pero significativa aunque sea como cualquier día es por lo que sabe que la mejor manera de honrar su pretensión es dejarlo salir, todo, aunque duela y ese dolor parezcan cristales en el pecho y las costillas—. Yo... lo siento.

Las llamas no contestan porque no hablan inglés ni irlandés, ni árabe, francés, español o uzbeko. Pero siguen ahí, danzando, como si las palabras las atravesarán y se evaporasen para unirse a la danza macabra. Elián inhala, retiene el aire y exhala lentamente.

—Lo siento, no pude protegerte y cometí el error de pensar que otras personas lo podrían entender. No pude protegerte de la decepción que te mató y tampoco pude proteger a mis padres... Fue este día cuando te mataron hace años y recuerdo tu sangre y tu dolor. Me duele recordarte porque sentía que merecía el mismo destino y no me dejaron asumirlo, me obligaron a continuar... creo que tú también me obligaste a continuar, aquí estoy. Vi tu sangre y la sangre de... la sangre de mi madre mezclada con la misma violencia. Yo... tengo la culpa de que hayan cambiado. Lastimé a mi madre, lastimé a mi padre, te lastimé y es mi culpa que ahora todo esté así. Los lastimé pensando que podrían entenderte porque yo siento que te entendí, si fue una ilusión, deberías habérmelo dicho ¿Me habrías comido al finalizar la noche? ¿Al día siguiente? ¿Estabas esperando un descuido para matarme?

Las llamas no contestaron porque no hablan la lengua de la vida, tampoco hablan la lengua de la tristeza, los lamentos y el arrepentimiento. La autocompasión viene con autodesprecio por un sentimiento de ridiculez, es patético, es inútil. Ya detente, esto sucede una y otra vez. Te acuerdas, lloras, te entristeces, sigues adelante, vuelves a llorar, vuelves a gemir, vuelves a entristecerte ¿Cuándo vas a detenerte? ¿Cuándo te tomaste un momento para aceptar la realidad y dejar atrás lo que ya pasó?. No son las llamas las que proyectan las ideas, ellas siguen bailando y Elián las observa bailar mientras la noche continua. Las llamas solo reflejan sus emociones ¿Es magia o es superstición? ¿Es posible que se pueda proyectar a través de conjuros primigenios, celtas y distintos a los que les enseñan? Nunca lo supo porque la danza macabra del fuego crespó en lenguas más altas y siguió su ritmo.

—Nunca me tomé un momento para procesarlo... La oscuridad que nos atacó a khaly Zion y a mi hace unos meses solo me hizo ver una parte de todo esto... ¿Me perdonarías ahora? —las llamas permanecieron sin cambios, nada fue diferente entre el color y el movimiento aunque Elián está proyectando su arrepentimiento más que nunca antes. Está abriendo su corazón y exponiéndolo a la luz del fuego—. Perdóname. No he encontrado a Shams, no he discutido con... ellos sobre lo que sucedió. Fue mi culpa y lo acepto, perdóname.

Las llamas siguieron en silencio. Elián pidió más disculpas, las llamas no contestaron, pidió más disculpas, las llamas no contestaron, gritó disculpas, las llamas tampoco contestaron, lentamente empezaron a bajar conforme el combustible fue incinerado lenta y progresivamente. Elián reclamó y empezó a perder el control, se arrodilló y se acercó, protestando, preocupado de que el fuego esté muriendo como su ilusión de sentirse reparado con algo como esto. No es tan fácil ¿verdad? No es cualquier cosa, llevas años metido en la misma mierda, arreglarlo no es cuestión de días, pensar, procesar, aceptar, todo lenta y progresivamente en la espiral de la vida significa reencontrarte las mismas cosas  una y otra vez. Elián gritó cuando las llamas estaban pasando a la ceniza caliente.

Y entonces azotó el cuaderno en el suelo, lo abrió, arrancó hojas y las empezó a arrojar a la madera y cenizas, alimentando con un combustible mucho más poderoso. Memorias, recuerdos, tesoros y su propio ser impregnado en tinta. Todo se consumió tan rápido el fuego aceptó la ofrenda.

Además, es en silencio. Podrían haber caído lagrimas al fuego, podría haber metido las manos, podría haberse dejado consumir pero solo fue cuestión de paginas de su cuaderno para que las llamas volvieran. Siguieron sin hablar la lengua de los magos y brujas, sin hablar la lengua de los animagos, ni la de los muertos, es solo fuego, fuego prístino hecho por un estudiante de Hogwarts que está deseando reparar sus errores con la superstición y haciendo rituales mundanos como si eso llegase a provocar una comunicación entre los mundos de los vivos y los muertos. Como si las almas de los kelpies pudieran traspasar la realidad... El fuego consumió las paginas mientras Elián llora delante de las llamas, arrodillado delante del mausoleo de roca, cubierto de ceniza, aroma a carbón, pasto y flores.

Llora porque nunca volverá a ser el mismo. Llora porque ya ha llorado muchísimo y aun no se le acaban las lagrimas. Llora porque nadie de las personas que debería amar y querer ahora están aquí con él, dándole significado a un día que jamás debió dejar de ser significativo solo porque el trauma y capricho lo llevaron a sentirse como en la isla de Fiji cuando cargó el cadáver de Cadmus en medio de un tifón. Solo. Está solo en medio de la tierra de nadie en las orillas del Loch, solo, llorando como idiota y solo... esperando que el amanecer sea más hermoso que el día anterior porque sabe que esa es la única respuesta que debería haber esperado. Que mañana nunca será peor. Está vivo, está aquí y las paginas que arrancó de su cuaderno para que alimenten el fuego no volverán.

—Perdóname por no haberte buscado antes. Estoy intentando ser mejor. Ya he... he hecho amigos y estoy empezando mi propia vida. Quiero una familia de verdad y sé que mis padres nunca dejarán de ser mis padres... Ellos también sufren sus propias batallas, si quiero avanzar, debo enfrentarlos y algún día los perdonaré, quiero que me perdonen. Y no debo dudar de tu autenticidad porque diste tu vida después de regalarme un ultimo momento. Sé que no intentabas engañarme... Éramos amigos. Y voy a encontrar a tu bebé —las llamas bailaron hacia un lado y hacia el otro por acción de un viento inesperado que llegó desde el oeste, pero pareció una respuesta a las palabras de Elián. Se secó las lagrimas entre temblores, se sintió un niño otra vez, como el que intentó salir por la ventana de su habitación la siguiente luna llena a su ultimo cumpleaños normal y el primero del retorcido récord de traumas. Ese niño estaba listo para escapar y buscar a Qamar, pero fue detenido en el ultimo momento y convencido por una sombra trémula de quedarse en casa, pero esa es otra historia—. A tu casa en invierno, a tu casa en primavera... a tu casa en verano y a tu casa en otoño.

Se enderezó tomando el resto del cuaderno. Lo observó solo un momento... besó la tapa y luego lo arrojó a las llamas en silencio.

Y se sintió libre. Bienaventurado el que deja ir el pasado porque sabe que no volverá. Empezó a seguir el viento, como si quisiera bailar, lo siguió dando vueltas al mausoleo mientras recordaba los cantos para conmemorar a los muertos y una de las canciones que la sombra trémula de sus recuerdos pareció cantar cuando era niño y en ciertas noches despertaba pasada la media noche y ahí estaba, cerca de la ventana, silenciosa pero armoniosa. No sabría decir que estuviera bailando en realidad, pero Elián se mueve y mientras se mueve acepta que el destino es incierto, las cosas no se escriben y que lo que le duele... no se irá, debe vivir con ello. Se transforma, se destransforma, grita, se agita y deja que el fuego se lleve la tinta, tesoros y memorias al cielo. Está buscando respuestas a las preguntas que han inundado su mente por años, desde que fue un niño que perdió el piso y empezó a enterrarse en su propio ser, sin cuestionar, sin batallar, sin hacer más que lo necesario para que sus superiores estén orgullosos. Ese niño nunca se fue, pero es que tampoco se ha ido el niño que era antes de la sangre que se impregnó en su memoria. Ese niño curioso, preguntón, explorador, algo iluso, sencillo y optimista que a veces sonreía y se echaba a reír... El mismo niño que ahora brotó desde su pecho cristalizado y provocó que el Elián que hoy cumple 18 años riese mientras se movía alrededor del mausoleo y que acompañó nuevas lagrimas, menos saladas, más bien cargadas de una nueva realización.

Elián tiene el derecho de formar su propio destino y tiene el derecho de que su historia no se estanque. Formará una nueva familia, cumplirá sus sueños, protegerá a los que ama, estará presente en sus vidas y será... será... será feliz.

Cuando amaneció ya no había fuego en el mausoleo, ni cuaderno ni ritual pero Elián estaba sentado en las orillas del Loch, mirando hacia el horizonte y con los pies metidos en el agua, simplemente existiendo.

_{Registro aceptado}