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Baúl de Madisson S. Howells

Publicado por Madisson S. Howells, Ago 31, 2024, 10:10 PM

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Madisson S. Howells [i]"Haven't you heard what becomes of curious minds?."[/i]
Sobre Madisson
[b]☆ Un hobbie:[/b] Ballet [b]☆ Cumpleaños:[/b] 20 de septiembre [b]☆ Un lugar:[/b] Bordeaux - Francia [b]☆ Otros:[/b] Exsanadora
Miembro Auror
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Ficha Buzón Cronología Relaciones [img]https://i.pinimg.com/originals/b9/50/d1/b950d1e3bbb5e403175514371ad57065.gif[/img]

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Expecto Patronum!

He does not want to be foundEnero 2055
Volver. Siempre en su mente esa palabra estaba dando vueltas y por alguna razón el alivio llegaba en cuanto pisaba los jardines delanteros de la mansión, desde el momento en que sabía que estaba en suelo francés. Era ese extraño sentimiento de familiaridad que le envolvía o que quizás solo le llevaba nostalgia, después de todo era su hogar también, al punto que todos en su familia tenía sus propios dormitorios allí y, a pesar de todo, su abuelo nunca los había desarmado o reutilizado, incluso el de su mismo hermano. La rubia caminaba por los espejados pisos de la antigua edificación mientras oía solo el ritmo de sus tacones y de fondo una suave melodía iba inundando el espacio. No era cualquiera tampoco, sino una que habían aprendido a tocar justo allí en el verano anterior a su primer año, nueve años atrás. ¿El detalle? Existían dos versiones, las diferencias eran mínimas, pero al oído suyo eran claras cuál era cuál. Se encontró dando un paso más rítmico por los pasillos hacia la sala de estar, de donde provenía la música. Parte suya tenía una leve esperanza porque si bien había varios de ellos que sabían tocarla, normalmente su madre se la pasaba en su cuarto y su abuelo hacía años que no lo veía tocar. Por ello, casi convencida de que la búsqueda había terminado se asomó hasta allí, un poco más rápido cuando ya los zapatos tocaron la alfombra de la sala y encontrarse con el autor de la melodía. La veela pudo ver como el hombre miraba por detrás de la cola del piano y sonreía, no había palabras de momento, solo volvió al teclado. Ella, no quería decir que estaba decepcionada, pero aquella energía desapareció como llegó. En su lugar, tomó asiento en uno de los sillones blancos que daban al piano observando con cuidado como los dedos presionaban con la fuerza necesaria, casi nula incluso, para soltar la nota. El paso de la música iba aumentando de uno más tranquilo a uno más apresurado, uno que denotaba emociones encontradas y contrarias: siempre creyó que podría quedar a criterio del oyente, mas Madisson sabía la historia detrás de ella y no podía alejarse de esa interpretación. Un nuevo recuerdo azotó su mente, su madre en el estudio había ideado una coreografía que unos años más tarde la joven decidiría cambiar a su propia medida y exhibir, todo con ayuda de su hermano para una exposición importante de arte a la que habían invitado a su familia, y una de las últimas veces que participarían juntos. Sobre el final, podía verse dando esos giros cerrados y complicados, uno detrás del otro sobre las puntas, la fuerza del movimiento la impulsaba y la misma pierna derecha que era la que se flexionaba y buscaba crear esos giros sobre sí mismos. Cerró los ojos volviendo momentáneamente a ese tiempo hasta que simplemente la música se detenía abruptamente como estaba pactado en la partitura [color=limegreen]—Creía que estabas con prisa—[/color] El hombre se levantó del banquillo para ir hasta el sillón junto a ella  [color=hotpink]—Un poco, hacía tiempo que no la oía—[/color] explicó con una expresión en su rostro que casi lo decía todo, o mejor dicho, que su abuelo no debía esforzarse en entender [color=limagreen]—No pareciera que fuera solo eso—[/color] El hombre de animó a retrucar sabiendo la verdad detrás de sus palabras. Seguido de esto, un elfo domestico llegó hasta ellos con una bandeja con una tetera y dos tazas de porcelana, casi como si supiera que aquella casual conversación podría extenderse. Madisson por su parte separó los labios para poder responder a ello encontrándose sin palabras, a lo que terminó por asentir con la cabeza la acción del elfo doméstico. [color=limagreen]—Debes ser más paciente, volverá—[/color] No hacía falta decir nombres ni mucho más, ambos sabían a que se referían, mas si la rubia se animaba a leer entre líneas entendía que su abuelo había algo que no estaba diciendo, en ese "volverá" había cierto tono amargo.  [color=hotpink]—Ya hace un año ¿No debería al menos comunicarse con nosotros?—[/color] se animó a contestar como nunca lo hubiera hecho. Era de esas pocas ocasiones que se animaba a sacar su más puro sentimiento. Nunca entendería por qué todos fingían que estaba bien quedarse de brazos cruzados mientras León estaba desaparecido [color=limagreen]—Confía más en tu hermano, el tiempo es lo de menos—[/color] Una frágil sonrisa se dibujó en el rostro del mayor, dando a entender lo más complicado de asimilar. Sabía que si su hermano estaba ocupado que si su intención era no ser encontrado, no lo sería, mas parte suya se inquietaba ante la noción de la anormalidad de toda esta desaparición. Digan lo que digan, ella seguiría buscándolo, aun cuando el "tiempo" no era el justo. [color=limagreen]—Por otro lado—[/color] el hombre prefirió cambiar el tema viendo el descontento en la rubia [color=limagreen]— Tu madre quería oírla, hoy ha tenido un buen día, aunque mucho de lo que ha hablado ha sido de incluso antes de conocer a tu padre, por eso quise intentar con la versión de tu hermano, pero creo que no se ha percatado de ello—[/color] Fue él quien volvió a tomar la palabra cuando notó que la joven no podía negar lo que estaba implícito. Siempre le daba la información sobre el progreso de la enfermedad y aunque parecía mejorar su estado de ánimo, había momentos en que tenía retrocesos. El medimago creyó que la versión de León podría ser un detonante para el recuerdo, pero en su lugar Leena había disfrutado de esta.  [color=hotpink]—¿No es la primera vez que sucede?—[/color] Por la forma en que se había expresado el mayor, entendía que había sucedido algo así en esos últimos días desde su última visita.  [color=hotpink]—Será mejor intentar algo más—[/color] decidió comentar pensando en qué podría ser igual de movilizador. Un nuevo recuerdo apareció en su mente y sin siquiera tocar la taza de té que habían preparado, se levantó del sillón y fue hacia la habitación de su hermano. En su objetivo por encontrarlo había ido a este cientos de veces por su cosas, diarios, libros, pergaminos, todo lo que pudiera haber dejado como una posible pista, mas sin éxito en algo que pudiera decir mucho más de lo que ya sabía o tenía. En cambio, esta vez la veela fue por un objeto en uno de los estantes. En el medio descansaba una flauta de jade mágica.  Verdaderamente esa flauta había sido suya, mas luego de saber lo que al mayor le gustaba y lo bien que la tocaba, había decidido regalársela, aun cuando ella igual estaba encantada con lo que podía hacer esta. Podía recordar como su madre la había regañado por renunciar a aquel prestigioso regalo que sus abuelos paternos le habían hecho e igual a su hermano por aceptarlo y codiciar lo ajeno, mas aun así el trato entre ambos hermanos se mantuvo. Madisson tomó con sumo cuidado el objeto entre ambas manos y partió al enorme cuarto en la planta alta de su madre. Esta pareció recibirla sin mucho problema y en cambio la invitó a la terraza donde siempre tomaban el té en sus visitas, salvo que esta vez la invitación era para escuchar y observar. En primera medida la mujer observó con sorpresa el instrumento, mas sin la posibilidad de conectar los hilos, a lo que la joven bruja decidió pasar a tocar la única melodía que sabía para dibujar con las nubes, pero en cuanto quiso soplar, se encontró con una obstrucción. Al darle la vuelta, encontró un papel amarillento con una inscripción [i][color=hotpink]"La vérité à trouver — [b]Val sans retour[/b]"[/color][/i] Sus pupilas se expandieron y sus ojos quedaron bien abiertos, su mandíbula cayó un poco por la sorpresa de esa palabras. Era la letra de su hermano, pero normalmente no escribía en francés. Sea lo que sea, en algo le ayudaría y su primer instinto era querer salir hacia allí de inmediato, mas en el momento en que su cuerpo dio esos indicios, su madre puso una mano encima de la suya, mirando fijamente la flauta de jade con la que había prometido el entretenimiento. Frente a esto, la joven terminó por suspirar con cierta pesadez mientras guardaba el papel en el bolsillo interno del blazer que llevaba puesto y se dispuso a tocar. Su experiencia con el instrumento era prácticamente nula, a diferencia de su hermano no había hecho ningún tipo de estudio sobre esta más que el de una simple melodía que recordaba haber oído cuando dibujaba el otro en el cielo. La música era como la calma misma mientras sus dedos pasaban de un espacio a otro. Sus orbes celestes se posaban en las nubes que empezaban a cambiar su esponjosidad a formas más claras y frente ambas féminas se empezaba a encontrar la imagen de un  erudito leyendo frente a un árbol, pero esta no duró mucho y cambió a un antiguo guerrero a caballo cabalgando. Mientras pasaba cada nota esta se volvía a transformar dejando un remolino que descubriría a una mujer danzando con un abanico. Para el final de la canción, la mujer hace una reverencia y la nube espesa de su forma se deshace dejando ver detrás suyo una espada clavada en el suelo y un pergamino roto en pedazos. Según León, aquellas imágenes representaban una vieja historia de una cultura tan distinta a la suya, pero nunca se había decidido a explicarle el significado. En un principio, toda su vida había pensado que se trataba de una trágica historia de amor teniendo en cuenta el tiempo que llevaba escrita, supuestamente, pero ahora por alguna razón creía que esas tres imágenes podían ser una misma persona y quizás por eso la imagen que había creados entre las nubes se veía diferente a las anteriores veces que había tocado aquella canción. Su madre igual quedó pensante ante lo que se había dibujado en esos minutos que duró la música como si se hubiera dado cuenta de algo en ello. Solo agradeció y luego se puso de pie para volverse dentro y recostarse. Ante aquella manera de reaccionar, Madisson entendió que probablemente su madre había recordado algo de su hermano, pero había evitado tener una de esos episodios de ira. Por eso, decidió dejar la habitación con la flauta de jade en mano. Al salir, todavía tenía presente la información que había podido conseguir de su hermano y se preguntaba si apropósito había querido dejar ese mensaje dentro de la flauta o en todo caso, desde cuando estaba allí. Además, se preguntaba dónde específicamente en Val sans retour podría ser esto, ya que en dos ocasiones distintas había ido, mas sin resultados. Aun así, tratando de encontrar la respuesta, se cruzó con su abuelo quien preguntó si había sido de alguna ayuda lo que había hecho, por lo que Madisson decidió contarle el actuar de su madre y lo que pudo ver con la flauta con, esta vez sí, un té de por medio. El hombre, mientras escuchaba asentía terminando por llegar a la misma conclusión que la joven, mas con la duda de la razón en el cambio hacia un recuerdo que solía desatar tanta ira. El resto de la tarde pasó sin mucho problema. Tanto su abuelo como ella decidieron hacer lo que momentos como ese requerían, leer y seguir cada quien con su investigación. Ella por supuesto volvió a la habitación de su hermano para volver a revisar cosas que en su momento ya había leído, mas quizás con esa nueva pista podría detectar algo que antes pareció irrelevante. Las horas parecían pasar a prisa y el cansancio sobre los ojos empezaba a pesar y la comodidad del sillón en el enorme escritorio de caoba parecía querer atraparla. De todos modos, la rubia intentaba mantener fija la mirada en las letras del diario y la atención en el contenido, mas tarde o temprano sus ojos flaquearían por unos segundos y terminaría dormida sobre el sillón con el diario en su regazo. Poco después, unas voces cerca de la puerta la despertaron, no pudo comprender lo que llevaban hablando, salvo por lo último que dijo su abuelo —Ha sido un día largo, mejor mañana— y dos pares de pies parecieron alejarse del cuarto. Para honrar la opinión del mayor, la veela permaneció un par de minutos más allí antes de salir e ir a su habitación a descansar. Si bien estaba segura que había algo que debían contarle, eran ya avanzadas horas de la noche y prefería que él pudiera descansar y no cambiarle el sueño. Sin dudas mañana le recordaría sobre ello.
Bordeaux - Francia
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