Una voz de fondo se podía escuchar, era Macarena informandome de los nuevos pedidos y faltantes pero yo no podía concentrarme, tenía muchas cosas en la cabeza pero la más importante, Zoe, que había salido de nuevo a una misión y eso siempre me ponía de nervios ¿Cuándo sería el día que dejara de preocuparme por eso, de tener este miedo que carcome mi alma de solo pensar en perderla? ... Suspiré. La respuesta era clara, nunca mientras ella me importara, nunca mientras la amara y eso estaba seguro que no iba a cambiar, así que tarde o temprano tendría que acostumbrarme... o no. Mordí mi labio tratando de dejar de lado aquellos pensamientos negativos y despaché a Macarena para terminar con los pendientes otro día, no tenía cabeza para eso y realmente aquel tema podía esperar. Suspiré y dejé caer mi peso sobre el respaldo de la silla, cerrando por unos segundos los ojos y sonriendo al ver las caras de mis novios detrás de mis pupilas, sin embargo aquella imagen sería interrumpida cuando un mensaje llegó a mi, era de Luca, enseguida me erguí en el asiento y mi corazón comenzó a latir como loco, desde que Zoe había caído en aquel sueño por dos largos y tortuosos meses una parte de mi entraba en crisis cada que llegaba un mensaje de cualquiera de los dos imaginando mil escenarios catastróficos antes de leer los mensajes. Cerré los ojos y respiré profundo manteniendo mi neurosis a raya y entonces leí el mensaje y sin perder más tiempo salí del Luxxuria dejando todo en manos de Macarena. En un parpadeo llegué a casa y me encontré a un Luca meditabundo, preocupado y deambulando por la cocina, mordí mi labio inferior observándolo por unos segundos entendiendo que algo no estaba bien y mi corazón se estrujó. Me acerqué a él, recibiendo la cerveza que me ofrecía, le di un sorbo y me acerqué a él tratando de reconfortarlo con pequeñas caricias, dejé escapar un suspiro apenas perceptible odiando no poder hacer mucho más para hacerlo sentir mejor, aunque no es que yo estuviera mejor que él, pero no quería que mis pensamientos pesimistas empeoran su ansiedad, lo mejor era estar como ahora, apoyándonos en silencio cuando no se sabía que decir, solo hasta que Zoe estuviera con nosotros las cosas estarían mejor. Mi corazón dio un salto al ver a Zoe aparecer por el umbral y dejé escapar el aire que no sabía que estaba conteniendo. Salí detrás de Luca, abrazándome a los dos, uniendo mis piezas imperfectas a las suyas para estar completos de nuevo. Miré a Luca con la preocupación marcada en nuestros ojos, no sabía lo que le había pasado a Zoe pero podía notar que fue algo malo, el terror y la rabia comenzaron a invadir mi cuerpo pero las palabras de Luca me regresaron a la tierra, a ellos que eran lo único que me importaban. —Estás a salvo amor... estamos a salvo y juntos— De nuevo miré a Luca y acaricie su rostro suavemente, me abracé más fuerte a ellos, deseando no soltarlos nunca más y tenerlos a salvo siempre.