Baúl de Eros Deukalion Windhunter

Publicado por Eros D. Windhunter, Dic 02, 2025, 06:30 PM

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Eros D. Windhunter Estudiante de Ravenclaw | Principito consentido

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Eros D. Windhunter Estudiante de Ravenclaw | Principito consentido
Que era tonto, había dicho uno de sus compañeros en clase. Que era una deshonra para Ravenclaw, había dicho otro. Y ese día, sábado, no quería ni levantarse de la cama. Lo hizo de mala gana. Se duchó de mala gana y, sin saber a quién recurrir, porque seguramente Ivar iba a querer descabezarlos y Naima iba a querer ir detrás, optó por buscar a su madre y pedir su ayuda. El hermoso ser que siempre estaría de su lado, el faro al que siempre podía recurrir. La buscó primero en la enfermería, y al no hallarla, se dirigió hacia donde sabía que iba a poder encontrarla. Y así fue. La encontró ataviada con un bonito vestido rosa, largo, pintando en un lienzo bajo el sol, cubierta de una luz que la hacía brillar, a ella, a su piel y a su cabellera de oro. Eros caminó hacia su madre, que detuvo su pintura y le sonrió. Extendió sus brazos a él, a su primogénito, y Eros corrió hacia ella, abrazándola con todas sus fuerzas.

¿Qué pasa, ma pouce?— Ah, ella era adivina. Eros sollozó, hundiendo el rostro en esas telas suaves, rodeándola con los dos brazos. Sintió a su madre apretarlo de vuelta, acurrucar su cabeza sobre la propia.

Maman...— Gimió, como antesala al llanto. Y, sin poder evitarlo, lloró en el pecho de su mamá, la única que parecía comprender lo que ocurría en ese corazón. Lo acurrucó, lo meció, le dejó llorar. Le acarició los rizos dorados, le dejó besos en la frente, y lo apretó, lo apretó, como diciéndole que todo estaba bien.—Dijeron... que soy una deshonra para... Ravenclaw...— Lillie lo apretó un poco más.—...Que soy muy tonto... Soy tonto, Maman. Soy tonto. Soy un fracaso, soy lo peor que le pudo pasar a la familia.— Pero su madre, gentil, lo alejó un poco para limpiarle la cara con las manos. Negó suavemente con la cabeza, en silencio.

No digas eso. Eres el hijo que tu padre y yo anhelábamos. Y no eres tonto, ni una deshonra para nadie.— Y sintió las manos tibias de su madre en las mejillas, limpiándoselas delicadamente. Sus dedos se encargaban de enjugar lágrima tras lágrima, pero no podía detenerlas.

Maman, ¡soy un tonto!— Ella volvió a negar con la cabeza, sonriendo para él. Le dio su pañuelito con olor a flores y se puso un velo rosado en la cabeza, con el que parecía ocultar la enfermedad que se decía que tenía. Entendió qué era lo que ella le pedía, así que tendió su brazo para que ella se tomara del mismo. Dejó el lienzo, dejó la pintura y hasta a Federico el Dodo, que los siguió marchando. Él siguió llorando, aunque llevar a su madre era siempre una responsabilidad importante. Todos en el clan lo decían, que en su estado actual, llevarla del brazo era más importante que transportar cualquier tesoro.

Pienso que no es tontería. Pienso que es falta de experiencia. Y eso, me temo, es nuestra culpa.— Su voz sonó rota. Él la recordaba así desde que era muy pequeño. Llorando, siempre melancólica, siempre con lágrimas en los ojos. Siempre bella, gentil, bondadosa. Pero triste cuando se trataba de levantarlo a él. —Eso es algo que no me perdonaré nunca, mi vida. Hacerte crecer. Obligarte a crecer, oh...— Eros negó con la cabeza.

No, Madre, eso no es tu culpa. Ni tuya ni de Padre. Ustedes hicieron lo que consideraron que era correcto. La familia me necesitaba. El clan me necesitaba.— Se giró hacia ella, tan bella debajo de su velo rosado, que acarició con los dedos porque le recordaba a cuando lo levantaba entre los brazos.—Tú me necesitabas. Tú me necesitas, Maman.— Lillie sonrió, moviendo la cabeza en señal de asentimiento. Su piel incluso pareció sentirse un poco más tibia, y su aura cambió por completo. La culpa se le disipaba, porque jamás quiso dañarlo.
Eros lo sabía. Eros la había perdonado sin jamás echarle culpas de nada.
Eros amaba, admiraba y respetaba a sus padres.

Nunca te conté, pero yo no crecí como tú. Crecí... normal, junto a mis padres y a mi hermano. Pero... a los veinticuatro, cuando me transformaron, decidí ir a la Cámara del Universo Cuántico. Tu padre también lo hizo, pero más tiempo que yo. Ese lugar es una cámara en el Ministerio donde el tiempo transcurre distinto. Cuatro años estuve allí, y aquí sólo estuve fuera unos días. Cuando volví, mi cuerpo ya tenía veintiocho, pero yo sólo tenía veinticuatro en este mundo. Todos iban rápido, todos iban a un ritmo que yo no podía alcanzar ni comprender, y mucho menos imitar. Y yo... yo siempre he ido lento. Mi cabeza se desarrolló lento, mi corazón se desarrolló lento. Mi comprensión del mundo también fue lenta.— Eros guardaba silencio, manteniéndola del brazo, observando las flores a su alrededor, las otoñales, que pronto estarían cubiertas de nieve. Pensó en su madre así, como esas flores tardías, que brotaban cuando la nieve ya estaba cerca. Su belleza duraría unos días más.—Siempre me consideré tonta. Mi padre me consideraba tonta, incluso en la escuela, aunque me gradué con honores, fui siempre tonta. A la fecha, creo que soy bastante estúpida como para considerar un beso como el mayor gesto de amor entre dos personas y a los cuervos como mis hijos. Con esto quiero decir, Eros, que no es tontería. Cada uno camina a su ritmo. Y tú, mi niño, sólo tienes un año de existencia en este mundo. ¿Cómo vas a alcanzar a aquellos que llevan más de diez...?— Lo tomó del rostro, obligándolo a mirarla.—Jamás vuelvas a decir que eres un fracaso o una deshonra. Porque eres toda, toda la felicidad que anhelé por años, Eros.— El niño movió la cabeza, meciendo los rizos, con más lágrimas en los ojos.

Mami...

El clan te va a necesitar pronto. Necesitaré que aprendas bien, que dirijas sabiamente. Necesitaré que Pyotr te lleve a una facción también. Entonces, entenderás que no es tontería, que es falta de experiencia, pero que adquirirás con el paso del tiempo.— El pobre Eros no entendió qué ocurría, pero dijo que sí, temiendo que le eligieran La Niebla. Y fue entonces que la miró hacer un pequeño gesto, rodeándose el vientre con el brazo. Sonrió, entendiendo el por qué de su debilidad, de su palidez oculta bajo el velo rosado, y por qué llevarla era la responsabilidad que era. ¡Ah, su madre estaba encinta de nuevo!

¿Voy a tener un hermanito? Maman, ¿estás embarazada? ¿Por eso es que...?— Los ojos le brillaban al niño, haciendo que la rubia se quitara el velo, mostrándose pálida, ojerosa, afirmando con un gesto. Recibió a su hijo otra vez, rodeándola con fervor, a pesar de que casi eran del mismo tamaño ya.—Ah, ¡Maman, maman! ¿Tú crees que él sí me quiera?

¿Cómo?

A veces Deimos no me quiere, Maman.— Ella suspiró. Si a él no lo quería, a ella mucho menos, y sin embargo, ella no dejaba de considerarlo hijo suyo, de preocuparse por él, de amarlo. Oh, cuánta gentileza había en esa mujer, cuánta templanza, cuánta paciencia. Se preguntó si acaso no era una Santa, porque le buscó el rostro con las manos suaves de olor a flores, a perfume. Le dio dos besos, uno en cada mejilla.

Es complicado para Dei. Pasaron cosas que fueron fuertes para él, mi amor. Y no sabemos cómo era su madre. Seguramente regió de una forma muy diferente a la que intento regir yo. Es normal esa resistencia. Lo importante aquí, Eros, es que sepas que no es personal ni es en tu contra. Nada de lo que hace Dei es para dañarte, ni a ti ni a la familia. Dei sólo está creciendo. Debemos entenderlo y amarlo.— Otra vez, sus dedos limpiándole los ojos y las pestañas. Lo hizo reír cuando le apretó la naricita.—Voy a tener otro hijo, y no es mi intención que se sientan tristes al respecto, sino que sepan que la familia se agranda, y que el amor también lo hará. Todos somos importantes en esta familia. ¿Vale?— Eros dijo que sí muy quedo.—Te amo, hijito. Eso es lo único que debes tener en tu corazón: el amor con el que fuiste traído a este mundo, el amor con el que fuiste criado, el amor con el que te miro crecer y convertirte en un hombre, a tu ritmo. El amor que te rodea, porque eres eso: el amor hecho hombre.— Quiso llorar, pero ahora de una sensación muy diferente. Su madre, llena de candor, se cubrió de nuevo con el velo, y caminaron un rato más mientras Eros le contaba que había aprendido a hacer hechizos nuevos, que también sabía usar mejor los puños... y ella sólo reía, haciendo que el niño comenzara a relajarse, a soltarse, a volver a animarse.

¿Y podré enseñarle a mi hermano a rayar los baños?

¿¡FUISTE TÚ!? ¡Eros Deukalion Windhunter!

Ultima modificación: Dic 02, 2025, 07:17 PM por Eros D. Windhunter #1

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