La vida...Ese momento en el que todo se vuelve distorsionado, oscuro, dando la sensación de que tu cuerpo no te pertenece y que vas flotando a la deriva entre la vida y la muerte, tan solo sobreviviendo a sucesos que prefería olvidar pero que no lograba sacar de mi cabeza. El pasado volvía a mi presente con una fuerza destructiva que conseguía llevarse todo por delante incluyendo mis deseos y anhelos, aquellos que me había permitido tener y se habían esfumado tan rápido como habían llegado dejándome un vacío aún más profundo que antes.

Sin embargo cuando todo parecía que era el fin allí estaba ella volviendo a salvarme de mi misma, del pozo en el que me estaba sumergiendo con esa luz que siempre tenía y que me hizo ver más allá de lo que mi cabeza recordaba en bucle una y otra vez. Su abrazo me daba una calidez que mantenía a mi corazón latiendo con fuerza pese al frío helado del invierno que se filtraba a través de mis huesos quedando en un segundo plano. Debí ir con ella antes para buscar la calma que tanto necesitaba, esa actitud tan chispeante que removía todo mi interior, el oxígeno que lograba inhalar con su simple presencia, con su tacto.

Mi cabeza volaba entre recuerdos de Ari, siempre tan bonita que no podía dejar de mirarla, de querer besarla, de tenerla entre mis brazos y que el tiempo parase para que fuese eterno. Todo el malestar yéndose en cuanto se metió en mi cama y llevó a cabo la magia de siempre, su voz, sus ojos, toda ella me hacía sonreír. Su tacto era chispeante como si me recorriese la electricidad por cada parte en la que posaba sus manos, sus labios eran el mejor manjar haciéndome adicta a ellos, a su suave piel y a un sí que me llenó el corazón de una alegría indescriptible. "Mi novia." ¿Cómo algo puede sonar tan bien? Cada segundo con ella era inolvidable, sin planearlo ni preverlo había surgido algo maravilloso que esperaba que fuese eterno.

Sorpresas...La vida a veces se encargaba de obligarnos a detenernos momentáneamente para mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que había algo más que lo que estábamos viviendo aunque no nos gustase o en su mayoría sí como en esta ocasión por mucho que me negase a aceptarlo al principio, el miedo hablando por mi y con la clara intención de alejarme de alguien que podría significar un antes y un después en mi vida tal y como la conocía, los cambios siempre son aterradores pero si no das el paso y saltas acabas quedándote estancado mientras poco a poco terminas en un pozo más hondo y sin retorno, solo con oscuridad a tu alrededor e incluso en tu corazón.

Tal vez su perseverancia fue lo que logró que aceptase mudarme con ella o únicamente la desesperación por salir de un lugar donde todo era dolor, sufrimiento y malestar. No es posible librarse de todo lo vivido solo por un cambio pero sí que puede ser todo diferente, una pizca de libertad que me daba oxígeno permitiéndome respirar, no preocuparme por cualquier tontería ni estar pendiente de ser "perfecta" sin impulsos, sin sentir, solo siendo una máquina fría, sin nada más que aportar que lo que quería de mi, queriendo hacerme a su medida como si fuese lo único importante, parecerme a ella en cuestión de pensamientos y actitudes.

La relación con mi hermana no era la mejor del mundo pero poco a poco había algún tipo de entendimiento, por lo menos no me dedicaba solamente a alejarla de mi y como tal acepté irme a vivir con ella, no hubo ningún tipo de duda si eso significaba irme de esa Mansión y mantenerme completamente distanciada de nuestra madre y más aún después de tener que repetir curso, si salía viva de eso lo más probable es que fuese inmortal y ni lo supiese. Me ayudó a salir de allí y no volver, el miedo de encontrármela seguía y más si contaba que podía cruzármela en el Ministerio pero sabía que no estaba sola en esto y que Alya haría lo que fuese porque no me llevase con ella.