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Situación: FINAL DE QUIDDITCH

Eres buscador, y la Snitch dorada está cerca. ¿La atrapas o pierde tu equipo?

Un partido entre escuelas mágicas era algo demasiado raro, mucho más cuando dentro de todos los jugadores en Hogwarts Deimos hubiera sido seleccionado para participar en la selección oficial, era miembro del equipo de Ravenclaw pero las veces que había jugado como titular eran demasiado pocas. Al final lo importante era poder jugar y hacer amigos con otros chicos de las demás casas; después de escuchar las instrucciones por parte del Capitán del Equipo y aceptar su posición como Golpeador fue directo hacia el Buscador, @Jeremie Angelus, ofreciéndole la mano derecha -Hola, soy Deimos... El capitán dice que tengo que cuidarte todo el juego, no tengo problema, tu asegúrate de conseguir la Snitch y yo evitaré que te arrojen Bludgers y una que otra Quaffle perdida- Un pequeño golpe en el hombro antes de tomar su escoba, le gustaba el uniforme negro con los colores de Hogwarts, muy diferente a sólo utilizar el color azul de Ravenclaw. Con escoba en mano salió del vestidor siguiendo a su cargo, sería divertido llevar dos posiciones aunque ser escolta de alguien era completamente nuevo para él.

El árbitro dio la señal de que todos se elevaran, patada del suelo y Deimos ya se encontraba en el aire dando vueltas por el campo para acostumbrarse a la velocidad y dirección del viento sin perder de su vista a Jeremie. Pronto las pelotas fueron liberadas y con ella la Snitch, esperó por unos instantes a que Jeremie comenzara su propio vuelo para después él comenzar a seguirlo preparando el bate para defenderlo no sólo de cualquier Bludger sino del otro Buscador, Deimos no confiaba en los Bulgaros, le habían dicho que podían ser tramposos y si de eso se trataba también estaba dispuesto a seguirle el juego. El partido apenas iniciaba y todo podía llegar a pasar, lo que Deimos estaba seguro era de que tenía que confiar en lo que su compañero de equipo hiciera, al final lo que importaba era que todos se diviertieran jugando al deporte mágico por excelencia.

Una ovación espléndida daba la bienvenida a los jugadores de Quidditch de Hogwarts que entraban al campo bajo la atenta mirada de los espectadores. Se podía notar la presión y el honor en sus miradas. Todos miraban al cielo, reclamando una victoria justa. Todos miraban, menos uno.

¿Se podía saber qué hacía Jeremie allí? Se miraba las manos, que sudaban profusamente por los nervios y la ansiedad. Jeremie no era bueno en Quidditch; de hecho, era el peor de su clase con diferencia. ¿Cómo narices había conseguido llegar allí? No recordaba haber tomado ningún tipo de Suerte Líquida y, si ese fuera el caso, Jeremie estaba seguro de que su suerte lo enviaría a otro lugar que no fuera un partido de Quidditch contra los búlgaros.

Al menos parecía que, entre todo ese bullicio, había una cara amigable. @Deimos H. Windhunter . Le sonaba, lo había visto en el patio alguna vez. A Jeremie le causaba buena impresión y, cuando se presentó como su protector en el partido, esa impresión mejoró aún más, aunque eso no le quitaba los nervios de dentro de su cuerpo. Ser el buscador con el pobre manejo de la escoba que tenía iba a ser un verdadero reto. Jeremie igualmente le dedicó una sonrisa impregnada de estrés.

—Encantado, Deimos. Espero que sepas lo que haces, porque yo no estoy seguro...

El partido comenzó y, al cabo de un rato (un agonizante rato intentando no caerse de la escoba), Jeremie vio volar con rapidez la Snitch dorada delante de sus narices. ¿Cuál era su trabajo? ¿Atraparla, verdad? No se lo pensó más y se lanzó a por ella. Cuanto antes acabase esta agonía llamada "deporte", antes se iría a su habitación a practicar hechizos o a tomar una cerveza de mantequilla con alguien.

Jeremie no contaba con la presencia del buscador búlgaro que, con una sonrisa malvada, lo empujó de su escoba. Este empezó a zarandearse en ella, agarrado con una sola mano al mango. Entonces hizo lo único que se le daba bien en el Quidditch: pedir ayuda.

—¡Deimos! ¡Échame un cable, por favor!

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Maldita fue la hora en la que el capitán decidió que era buena idea hacer dos trabajos al mismo tiempo, no era que le faltara concentración para hacer las cosas pero tener que desviar Bludgers, golpear gente con dichas Bludgers y aparte se la niñera no oficial del Buscador era algo que cambiaba todas las ecuaciones; afortunadamente sus Sentidos Aumentados como vampiro le permitían detectar variaciones en el aire, el sonido de los corazones de las personas pero sobre todo tener ubicado a Jeremie por el olfato por muy bien o mal que oliera. Intercalar tareas entre encontrar y volver a seguir al otro chico se estaba tornando un poco complicado, pero divertido, por unos instantes se sintió como si estuviera sirviendo en activo como miembro del ejército de su padre dando órdenes, golpeando y defendiendo por todos lados del campo de batalla, tal vez si podía aplicar lo aprendido en cuanto a las armas podría hacer la situación más fácil para todas las partes involucradas, un desvío por acá, un bloqueo por allá y listo... Campo abierto aunque fuera por unos segundos.

Detuvo el vuelo para ajustar sus guantes cuando escuchó a la distancia el llamado de "auxilio" por parte del Buscador de la delegación de Hogwarts inclinando la escoba hacia el frente para ponerla en movimiento e ir ganando velocidad poco a poco -Oído cocina...- gritó pensando en que podría escucharle a pesar de que tenía en contra el viento que removía su cabello y capa tras de sí, afortunadamente una Bludger iba en su dirección, conocía las reglas de no golpear al Buscador pero nada estaba dicho sobre golpear la escoba así que, como de espada se tratase, giró el bate en la mano moviendo la muñeca golpeando la esfera de metal y enviándola hacia el palo de la escoba del Buscador de los búlgaros derribándolo aunque fuera por unos instantes, lo más seguro era que o bien tenían otro jugador de reserva o le darían otra escoba; con la amenaza libre volvió a acelerar hasta colocarse en paralelo de Jeremie volteando a verle por unos instantes.

-¿Quieres que me quede aquí o prefieres te cuide desde lejos?-

Fuera la que fuera su respuesta volvió a mover el bate para tenerlo listo mientras afianzaba el agarre con la mano izquierda retrocediendo un poco para que su compañero pudiera seguir la corriente de aire libremente aunque se mantenía lo suficientemente cerca como para ayudarle en caso de que lo necesitara y no se quedara sin voz al finalizar el partido.

Se le estaba resbalando la mano del mango de su escoba. Miró al suelo y vio el césped verde del campo, cada vez más cerca de acabar estrellado contra él. Jeremie maldijo el momento en el que decidió meterse en aquel embrollo lleno de gente que sobrepasaba sus habilidades con creces. Le encantaban las aventuras, pero esta era una de las que no le gustaba el final.

Entonces lo vio acercarse como una exhalación. Deimos viajaba en su dirección a la velocidad del viento, esquivando bludgers y rebotándolas de vuelta con una precisión sublime. Era todo un experto. Vaya, sus movimientos ni siquiera parecían humanos. ¿Cómo podía un niño tener una habilidad así?

Cuando llegó junto a él, lo ayudó a subir a su escoba y le preguntó acerca de su siguiente movimiento. Jeremie no sabía qué responder. No tenía ni idea de estrategia de Quidditch. ¿Cómo iba a saber qué debía o no debía hacer?

—Piensa, Jeremie, piensa... —musitó entre dientes, cerrando los ojos y usando las pocas neuronas funcionales que le quedaban en ese momento. Se hizo un esquema mental.

¿Qué debía hacer? Acabar el partido cuanto antes. Cuanto más tiempo durase, más posibilidades tendrían de perder por culpa de él mismo y más probabilidades habría de que se cayera definitivamente de su escoba y se quedasen sin buscador.
¿Cómo podía hacerlo? Esa era la verdadera pregunta. Como bien sabía, su experiencia en Quidditch era limitada. No tenía idea de estrategias complejas con las escobas ni de posicionamientos en el campo. Pero espera... sí tenía idea de algo.

Los duelos mágicos. Siempre le habían apasionado y no se le daban mal. Quizás podría aplicar algo de lo que había aprendido. Alguna estrategia o concepto ¿Pero cuál y cómo?
Una escena se le vino a la mente: Jeremie jugaba en el pueblo con su mejor amigo cuando uno de los matones se acercó para reírse de ellos. Jeremie solo pensaba en defenderse. Entonces, mientras el matón se ensañaba con su amigo, Jeremie aprovechó la distracción y le bajó los pantalones con la varita de su abuelo para después salir huyendo.

Una distracción. Eso era lo que necesitaba.

—¡Necesito que atraigas toda la atención posible de ellos! —gritó por culpa del viento que le azotaba la cara. Señaló al resto de jugadores enemigos y, en particular, al buscador búlgaro, que se dedicaba a buscar la Snitch con fiereza—. ¡Quítamelos de en medio y yo intentaré hacer el resto!

Entonces Jeremie se enderezó el casco (que le quedó de lado) y subió con su escoba (completamente torcido) a por la Snitch dorada, confiando en las habilidades que había visto en Deimos. Si todo salía bien, el partido terminaría en seguida. Si no... bueno, al menos lo habría intentado.

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-Chico, tranquilo... Lo estás haciendo bien, no te haz muerto.-

Le dedicó una sonrisa seguida de una palmada en el hombro y alborotar sus cabellos que le daban curiosidad que fueran de rizos tan cerrados -Además, si te caes y te rompes feo los huesos para eso está San Mungo y si no pues... Te transformo en vampiro, supongo que si es una emergencia no me regañan en casa.- Hizo que sus colmillos descendieran para que quedara clara su naturaleza aunque por su sonrisa era obvio que estaba jugándole una broma para que se relajara en una situación que era estresante para ambas parte involucradas.

-Tu haz las cosas a tu tiempo... Si la atrapas cool, si no la atrapas también cool, es un juego aunque toda la escuela te quiera comer si perdemos.-

Comenzó a volar a su alrededor poniendo atención a sus indicaciones, tenía sentido, si lograba darle el espacio podría dedicarse al cien a encontrar la Snitch que por su sonido ya se encontraba algo lejos de ambos -Haré lo posible, cuenta con todo el tiempo del mundo, pero me debes una Cerveza de Mantequilla o un sorbito de sangre cuando terminemos esto- otra vez una alborotada más de cabello acelerando de golpe hacia el resto del jugadores comenzando a volar en espiral desviando una bludger por aquí, golpeando a un Cazador, a otro Golpeador y para nada discretamente enviar una segunda bludger en dirección del Buscador contrario porque necesitaba que Jeremie tuviera el camino libre y honestamente poco le interesaba que del golpe el jugador contrario quedase fuera de juego; jugar de una manera tan agresiva no le gustaba nada pero tenía una misión que cumplir, si su compañero de equipo quería buscar una estrategia de pinza podía dársela aunque terminara siendo expulsado del juego por actitud antideportiva.

—¡Claro! Si salimos vivos de esta te invitaré a una... Espera. ¿Transformarme en un qué..?

Demasiado tarde para acabar la frase. Jeremie ya estaba volando hacia arriba, buscando ojo avizor la Snitch dorada que insistía en esconderse de ambos buscadores. El campo era un caos, todas las posiciones de ambos equipos se batían en diferentes formaciones y Deimos, con su inhumana habilidad, desestabilizaba la defensa búlgara. Estaba causando la distracción perfecta que Jeremie buscaba para hacerse con la Snitch. Sobrehumano o no, Deimos parecía un buen amigo.
Ahora era su momento, tenía que buscar la maldita Snitch. ¿Pero dónde se encontraba? Antes había visto al buscador búlgaro moverse velozmente de un lado para otro, pero parecía que la había perdido de vista. Era el momento perfecto para que Jeremie se pusiera a buscar.

Por suerte no tuvo que buscar mucho. La Snitch dorada se elevaba ante él grácilmente, como llevada por un viento suave. Alzó las manos y se abalanzó sobre ella, sabiendo que era su oportunidad para cogerla, pero esta hizo un movimiento evasivo muy rápido que desestabilizó a Jeremie, obligándole a hacer una vuelta vertical entera. La Snitch se quedó delante de él, como burlándose de sus capacidades.

—¡Ven aquí, pedazo de bola maloliente! —gritaba Jeremie enfadado—. ¡Cuando esto acabe te cortaré las alas y jugaré contigo al golf!

Algo pasó a su lado como un repentino remolino, haciendo que perdiese el equilibrio una vez más. Lo único que vio al recuperarlo fue al buscador búlgaro. Parecía ciertamente frustrado. Miró a Jeremie a los ojos y dijo:

—адски тромав.

—Tu madre, por si acaso.

Dicho eso, la Snitch salió pitando hacia los cielos. Ambos buscadores se miraron y, sin dudarlo, salieron volando detrás de ella. El viento les rozaba la cara y hacía que sus ojos se entrecerrasen. Ambos cada vez se acercaban más a la Snitch y las nubes se veían cada vez más cerca. Jeremie jamás había estado tan decidido jugando a Quidditch. Sabía que tenía que intentar ganar, no solo por Hogwarts, sino también por Deimos, que le había ayudado durante todo el partido y se había molestado en crearle una oportunidad para agarrar la Snitch. Pero el búlgaro cada vez estaba más cerca, veía cómo sus dedos enguantados rozaban la superficie dorada. Solo tenía una oportunidad.

Jeremie se impulsó desde su escoba, dejándola atrás de un salto y poniéndose a la altura del búlgaro. Casi como si fuera a cámara lenta, se miraron a los ojos. El búlgaro, incrédulo. Jeremie, sonriente.

Cerró las manos en torno a la Snitch. Habían ganado.

Ahora tocaba la parte más difícil: la caída. Llevado por la gravedad, Jeremie fue dejando las nubes tras de sí, protegiendo la Snitch con su cuerpo en una postura fetal. La inercia hacía que empezase a girar sobre sí mismo. Ya no sabía qué hacer, parecía que el choque contra el suelo era inevitable. Solo tenía una oportunidad para hacer algo que funcionase. Así que en esa situación solo se le vino a la cabeza un nombre.

—¡Deimos! ¡Sácame de esta! ¡Tengo la Snitch!

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La carrera por la Snitch continuaba y en paralelo Deimos daba vueltas cometiendo actividades antideportivas asegurándose de que Jeremie pudiera cubrir su labor de conseguir esa bendita pelotita dorada; no fue hasta que escuchó el silbato por parte de arbitro de que el partido terminaba que giró su cabeza hacia donde el Buscado de Hogwarts sólo para verlo caer en picada -¿En serio?- acelerando a todo lo que la escoba le daba en su dirección, ahora era una carrera contra el tiempo para evitar que el pobre tipo se rompiera cada uno de sus huesos y tuviera que cumplir con su promesa de convertirlo en vampiro para salvarlo de la muerte; la velocidad era demasiada incluso para él, podía sentir el viento a punto de cortar su rostro y cualquier parte de sus brazos expuestos pero poco importaba, sabía que su propia condición lograría sanar cualquier herida superficial hecha en su contra; la distancia iba cerrándose y con ello significaba buscar el ángulo de cómo atrapar a Jeremie que caía como piedra así que tuvo que soltar la escoba por unos segundos para atraparlo como si se tratara de princesa de cuento de hadas.

-Sujétate fuerte...-

Sostuvo el cuerpo del Buscador con una mano mientras que con la otra sujetaba el mango de la escoba luchando con ella para estabilizarla y que no cayeran ambos al suelo porque por muy vampiro que fuera una caída dolía, inclusive tuvo que dar unos pequeños arcos con la escoba para obligarla a ir de frente y no hacia abajo como flecha para poder entrar a una corriente de aire y simplemente comenzar a bajar en espiral siguiendo un patrón lento antes de que estuvieran a distancia segura del suelo para bajar de la escoba -Este, Jeremie... Ya puedes soltarte...- esperó a que el muchacho humano lo soltara sólo para darle un pequeño golpe en el pecho -Levanta el brazo, deja que vean la Snitch... Puedes usar mi escoba para que des tu vuelta de triunfo.-

Jeremie miró la Snitch que tenía en la mano, aún temblando por la caída. De verdad lo había conseguido, habían ganado el partido, había conseguido vencer al búlgaro con la escoba. Aún no se lo creía, este momento no parecía real, pero lo era. Miró al público, alentado por las palabras de Deimos, y levantó la Snitch dorada con un orgullo y una alegría que nunca había sentido tan vivas. Era una sensación plena, un momento de gloria en un evento por lo demás terrorífico para él. Lo había conseguido... pero no lo había hecho todo él.

Miró hacia Deimos, que le tendía la escoba para que Jeremie se montase en ella y volase por el campo. Jeremie así hizo, pero en el último momento agarró de la pechera a Deimos.

—Tú te vienes a celebrarlo conmigo.

Sorprendido por el repentino tirón, Deimos no tuvo más remedio que sentarse en la escoba con él. Jeremie levantó su mano y gritó de orgullo con él, celebrando una victoria merecida. El público aplaudió su presencia con vítores y alegría, celebrando su triunfo con todo tipo de luces mágicas en el cielo de Hogwarts. Después bajó la escoba al campo y, cuando estuvieron de pie, lo abrazó fuertemente, sin ningún tipo de compasión por el sistema respiratorio del niño.

—Gracias, de veras te lo digo. Sin ti no hubiéramos tenido la oportunidad de ganar este partido. Gracias por protegerme. Seguiré odiando el Quidditch, eso no va a cambiar, pero contigo se hace un poco más soportable.

Terminó el abrazo y puso la mano sobre su hombro, esperando una respuesta para finalizar ese momento tierno en el que Jeremie creía con firmeza que se había formado el principio de una amistad.

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-Wow.-

No tuvo forma de resistirse, en cuanto se dio cuenta ya se encontraba sobre la escoba detrás de Jeremie de quien tuvo que sostenerse para no caer de ella mientras él celebraba su victoria para que todos los presentes pudieran ver lo que la delegación de Hogwarts había conseguido; le gustaba saber que había hecho feliz a alguien, que había sido capaz de poner en uso sus propias habilidades a beneficios de otras personas completamente ajenas a las cosas que él vivía cuando se encontraba fuera del Colegio y tenía que vivir entre los muros del Castillo de su padre y las estrictas reglas y leyes del Clan, malditos protocolos que si se llevaran fuera de Bamburgh sería demasiado molesto tener que recibir reverencias y cortesías cuando pasara cerca de aquellos con un estatus inferior al de él... No tuvo el corazón de decirle al muchacho que ya era suficiente, el sonido de su corazón era música y si se concentraba para usar la Percepción del Aura probablemente la vería en ese hermoso color de rosa y azul que anunciaba la felicidades y satisfacción de haber conseguido lo que se era requerido de él, no necesitaba más, tenía una sonrisa en su rostro cuando aterrizaron esperando a que Jeremie bajara primero de la escoba para luego hacerlo él y sujetarla para bajar y que ésta dejara de funcionar.

Luego vino el abrazo, aunque le gustaban no estaba a acostumbrado a que miembros ajenos de su familia y amigos cercanos lo tocaran pero se sentía bien, más el contraste entre la temperatura corporal del humano y la de él (ligeramente más baja de lo normal); sabía que no era bien visto un abrazo tan efusivo en público así que, a pesar de hubiera permitido que lo mantuviera por todo el tiempo que quisiera, le dio unas palmaditas en el brazo para que lo soltara teniendo que fingir que respiraba y le faltaba un poco el aire, inclusive la Alteración de la Melanina para hacer que su sangre subiera sus mejillas y le dieron el rubor de alguien que estaría avergonzado o con pena ante la muestra de afecto -No te preocupes hombre, cualquier cosa por los amigos... Sólo no esperes que te cuide la espalda todo el tiempo, al menos en el Quidditch no, en tierra puedo hacer eso sin problema- le ofreció la mano derecha para que la estrechara -¿Amigos?-

Independientemente de lo que pasara, y el tiempo que tardaran en continuar con la conversación sobre un nuevo lazo de amistad, le dio una palmadita en el hombro mientras pasaba cerca de él -Ahora a las duchas que hueles feo... ¿Se te apetece una Cerveza de Mantequilla? Yo invito, bueno... mi padre lo hace... pero me entiendes, te espero fuera de los vestidores, no te tardes mucho.- Y sin decir más fue directo hacia los vestidores para hacer los propio, tomar una corta ducha, cambiarse por ropa de civil y simplemente esperar a que su nuevo amigo terminara de asearse para que pudieran ir a tomar esa dichosa bebida aunque en realidad Deimos tendría que buscar la manera de buscar un lugar donde pudieran ponerle sangre a la suya por la Sed que comenzaba a hacer que le ardiera la garganta.

—Amigos.

Jeremie sonrió satisfecho. Estaba contento con la oportunidad que había tenido de conocer a Deimos incluso más que la de haber ganado el partido. Sentía verdadera curiosidad por él. ¿Quién era? O más bien... ¿Qué era? Había mencionado algo de vampiros. Tendría que descubrir un poco más de él; a su abuelo Leonius le habían faltado cosas por explicarle del mundo mágico, por desgracia.

Después de que Deimos comentara lo mal que olía (y tenía razón), Jeremie se emocionó con la idea de una cerveza de mantequilla rozando sus labios secos y dañados por la velocidad, el viento y el frío. No se habia dado cuenta hasta ahora, pero había quedado bastante magullado del partido. No estaba acostumbrado a ese nivel de velocidad, él era más de estar a ras de suelo.

—Por supuesto que acepto. Iré más veloz que el rayo.

Dicho esto, Jeremie se metió en los vestuarios y se lavó rápidamente el cuerpo y el pelo llenos de sudor, recogió sus pertenencias y se fue directamente a la salida. Allí la gente comenzó a felicitarlo por su partido y por haber atrapado la Snitch de manera tan arriesgada. Seguramente saldría en las noticias de El Profeta, coronandose como "La nueva promesa del Quidditch" o algún título sensacionalista parecido, aunque eso le daba un poco igual. Lo único en lo que pensaba era en la cerveza de mantequilla y en que Deimos saliera de los vestuarios.

Tenía muchísimas cosas que preguntarle.